Hegemonía. Nefasta palabra

Hegemonía es sinónimo de supremacía, de dominación de unos que se aprovechan de otros que, valiéndose de alguna circunstancia o ventaja, sobreponen sus intereses o puntos de vista sobre una población o conglomerado.

Cuando el gobierno habla de imponer una “hegemonía comunicacional”, lo que en el fondo está manifestando es su deseo de que su punto de vista predomine y acalle cualquier otro. Lo curioso es que el argumento por el cual se empeña en tal cosa es porque — precisamente — las hegemonías son malignas, perniciosas… pero las “otras”.

Con esto justifica que las hegemonías existan, siempre y cuando sea la suya. No se pasea por la posibilidad de que no haya hegemonía y que cada quien construya sus criterios buscando la información como mejor le parezca. No. Hay que imponer la hegemonía “buena”. ¿Existe tal cosa o acaso es síntoma de querencias autoritarias?

El prospecto de hegemón pretende atacar el fuego con fuego, la violencia con más violencia. Justificaría crear todo un imperio para atacar a los imperios porque son el origen de todos los males de la humanidad. Se le pierde por momentos el mundo “pluripolar” en el espejismo de uniformar a favor suyo, el pensamiento de la gente.

Hasta las hegemonías deportivas son antipáticas. Que gracia tendría que los Yankees ganaran siempre la Serie Mundial,  o que los Miami Dolphins todos los años se lleven el Super Bowl. El baloncesto perdería interés si los Lakers de ahora en adelante y para siempre, quedaran campeones de la NBA.

Gobierno, yo como ciudadano le pido que elimine de su norte el imponer una hegemonía en ningún ámbito del quehacer nacional y a cambio le invito a que propicie la diversidad de pensamiento, de vocaciones, de estilos de vida. No gaste nuestro tiempo y dinero en algo que Uds. mismos critican a diario. ¿O será que sus ideas no son tan buenas e intentar la aprobación de las masas por la vía de la persuasión sería inútil?

Dios libre a los seres humanos de las hegemonías.

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