Our Latin Thing

La gran mayoría de los latinoamericanos seguramente hemos visto el documental musical producido por la Fania All Star en 1972 — estrenado en 1979 — que nos mostró a los mejores exponentes de ese torbellino musical que se vivía en las calles de Nueva York, como parte de una explosión cultural producto de una migración latina con gran talento, que coincidió aproximadamente desde los años cincuenta en la Gran Manzana.

Hace poco me dio por verlo nuevamente y desde mi ya madura edad no pude evitar buscarle la quinta pata al gato (¡Que vaina con la edad!). Y es que empecé a ver detalles en los que no reparé en mi juventud y que ahora me movían a reflexionar sobre nuestras raíces latinas y nuestra cosmovisión.

Como sabemos es un video musical, quizá uno de los primeros en su género, que mostraba las calles de donde salieron la mayoría de los que estaban ya en la cresta de ese movimiento que un poco más tarde denominamos “salsa”. Las primeras escenas que saltan a la vista es una secuencia que sirve de introducción y a la cual se aplican pausas intermitentes para mostrar los créditos. En la misma vemos a un niño corriendo desaforadamente por calles de Nueva York (¿el Bronx?) y que algunos minutos después entendemos que su apuro era por unirse cuanto antes al grupo de niños que, de forma callejera, empezaban a practicar con latas, tobos o cualquier implemento semejante, sus primeras nociones de percusión.

El asunto es que el joven pasa por unas calles, callejones, escaleras, recobecos que están inundados de basura. Completamente inmundos, insalubres. Allí empieza a surgirle (para mí) la quinta extremidad al felino. Si se iba a hacer una producción inédita sobre nuestra cultura, ¿Por qué no escogimos una mejor locación? ¿Por qué al menos no limpiamos esas calles antes? ¿Será que debemos sentirnos orgullosos de tanto desastre?

Supongo que los barrios latinos en aquella época tenían esa apariencia y el video parece confirmarlo, pero cuando alguien va a tu casa por lo menos limpias los trastos. Puede que precisamente la intención era mostrar tal cual la realidad que se vivía en estos sitios donde se aglutinaban como en una suerte de “ghetto”, nuestros hermanos latinos en esa gran ciudad. Siendo así surge una duda aún más inquietante, ¿entonces el problema somos nosotros? ¿Dónde quiera que nos juntamos no podemos comportarnos?

Sabemos las dificultades y desaciertos que tenemos en nuestros países latinos para resolver problemas que deberían ser elementales ya a estas alturas del siglo XXI. Corrupción, conflictos de competencia, falta de voluntad son factores que vencen por mucho la posibilidad del disfrute de servicios públicos decentes de parte de la ciudadanía de muchos de nuestros países. No tengo idea de cómo lucían en 1979 el resto de las calles en Nueva York, pero tengo la sospecha que áreas con influencias de otras étnias, eran algo más pulcras que las mostradas en este video.

Lo que resulta más preocupante es que asociemos a lo latino con un ambiente tan deteriorado, tan descuidado, que sea expresión de una desidia intrínseca que se manifiesta en nuestras calles de antes y de ahora. Del Nueva York mostrado en Nuestra Cosa Latina en los años 70 del siglo pasado, a la Caracas del 2016 no hay mucha diferencia a pesar de los casi cincuenta años transcurridos. Lamentablemente parece que la cuestión no es geográfica ni temporal. Así como tenemos virtudes muy bien valoradas, hay algo en nuestra cultura que tenemos el deber de cambiar.

Sigamos bailando salsa pero la inconciencia no puede seguir siendo Nuestra Cosa Latina.

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